¿Por dónde empezar? Hagamos lo lógico, por el comienzo del partido, y no porque se intente hacer una cronología. Es que cuando algunos todavía se acomodaban en las tribunas, llegó el gol de Augusto Lotti a los 13 segundos. Y en ese preciso momento empezó a simplificarse todo lo que que había planificado Lucas Pusineri para su Atlético y a condicionarse toda estrategia que pensó Néstor Gorosito para su Gimnasia, que había llegado a Tucumán como puntero e invicto.
Sintetizando, el “Decano” lo “durmió” al “Lobo”. Lo hizo jugar donde quiso y como quiso. Fueron 90 minutos de ejecución precisa de un fútbol con personalidad, entrega y destellos de buen juego. Un 2-0 justificado y que quizás pudo tener algún gol más en el tablero. Ah, ¡qué gran definición de Ramiro Ruiz Rodríguez para marcar el segundo!
Las tribunas. ¡Qué espectáculo! “Hay 30.000 personas”, decían los más atrevidos. Más cautos, otros dijeron que, seguro, más de 20.000 fanáticos fueron al “José Fierro” a ver al equipo otra vez en un domingo, como desde el año pasado no ocurría. Como sea, fue, sin dudas, la mayor presencia en el estadio desde que la pandemia condicionó todo desde 2020.
Hablar de las tribunas repletas de hinchas no es fortuito: ellos también jugaron un partido perfecto, por aliento, rigurosos atuendos en celeste y blanco y actitud a la altura del equipo.
De vuelta al gol de Lotti. Los locos por las estadísticas empezaron a preguntarse. ¿Habrá sido gol más rápido de la historia del fútbol de Primera? Pues no, pero sí uno de los más tempraneros del siglo XXI en el fútbol argentino. El mérito del más veloz lo tiene Carlos Dantón Seppaquercia, justamente un jugador de Gimnasia, que el 18 de marzo de 1979 por el Metropolitano le marcó a Huracán a los cinco segundos desde mitad de cancha.
Lo que hizo Lotti fue igualar en la tabla de lo que va del siglo a dos jugadores que marcaron tantos a los 13”: Ariel Jesús (Nueva Chicago, en 2002) y Héctor Villalba (San Lorenzo, en 2015). Lo que sí logró el delantero de 26 años nacido en Salto (Buenos Aires) fue marcar el tanto más rápido de la Liga Profesional.
Lo dicho, el gol de Lotti marcó el terreno. Con el 1-0 a favor, Atlético empezó a mostrar un menú de juego que le quitó energías al visitante y lo fue sacando de quicio. La imagen de Brahian Alemán protestando por todo, impotente, fue el resumen de lo que le pasaba al equipo platense. Nunca estuvo cómodo ni le encontró la vuelta al partido. Mérito del “Decano”, claro.
¿Qué propuso Atlético? Pases rápidos y bien triangulados; contención acertada en la mitad de la cancha, cerrando todos los caminos del “Lobo” para armar juego; aprovechamiento de la velocidad de “RRR” y pelotazos hirientes a espaldas de los defensores visitantes.
En medio de esas propuestas ambiciosas, por lógica hubo más oportunidades de marcar. Anoten: a 8’ hubo una pelota enviada por Joaquín Pereyra desde el córner que dio en el palo; a los 34’ Lotti protagonizó una escapada que tapó el arquero Rodrigo Rey y envió al córner; a los 43’, “RRR” envió un remate al travesaño.
Quienes pensaron que Gimnasia habría de reaccionar en el segundo tiempo, pensaron bien. La visita se conectó con el partido, pero le faltó punch. Atlético esperó replegado. Y cumplidos 15 minutos ya había vuelto a acomodarse. Y dejó a los jugadores de “Lobo” jugando lejos del arco que cuidaba el seguro Carlos Lampe.
Un minuto después llegó la tremenda corrida y mejor definición de Ruiz Rodríguez. Y como dice la publicidad de un pegamento, “asunto sellado”.
La hinchada se fue feliz, con una actuación del equipo que le lleva la carga de la batería de la ilusión al nivel más alto. El “Decano” sigue mostrando evolución, gana y avanza en la tabla. Si está para cosas mayores, el tiempo lo dirá. Por ahora, las señales son las mejores.